La primavera la sangre altera, y con esto, viene de la mano la necesidad de cambio. Por ello, compramos muchas prendas nuevas y renovamos nuestro armario lo máximo posible, para dar por finiquitado el invierno y sentirnos como nuevas. Pero la realidad es que podemos experimentar esta transformación sin necesidad de poner el armario patas arriba y dejarnos el sueldo en ello.
Muchas de las prendas que nos hemos puesto en invierno pueden conservarse en el vestidor en lugar de ser metidas en cajas con los abrigos y jerséis más gordos. Parece increíble, pero mucha de la ropa que hemos lucido en invierno y otoño es perfectamente combinable en primavera, e incluso diría que en verano. Todo depende de la perspectiva que tengamos de las cosas: si en vez de realizar el cambio directamente en la ropa, lo realizamos en la forma en la que la llevamos o los colores con los que la combinamos, también veremos esta metamorfosis y además, no nos gastaremos tanto dinero.
Puede preocuparnos que parezca que no tenemos “mucha” ropa por llevar las mismas prendas durante todo el año, pero la forma tan diversa y dispar de combinarlas pueden hacerlas parecer completamente distintas. Por eso, en este artículo os ayudamos a solventar ese posible miedo. Os traemos cinco prendas de ropa que ya habéis llevado en invierno y, que con la forma que os presentamos de combinarlas, no querréis quitároslas tampoco en primavera.
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